miércoles, 11 de abril de 2007

El monstruo capitalino



Marzo 2007, y de vuelta en Santiago. Habían pasado ya un par de meses alejada de esta ciudad, en los cuales estuve envuelta en la tranquilidad absoluta de mi hogar junto a mi familia. A medida que pasaban los hermosos días soleados de verano, mi mente se iba haciendo la idea de como llegar a enfrentar nuevamente al monstruo capitalino, y digo nuevamente porque ya lo conocía, el problema estaba en que este monstruo había sufrido cambios.
Hasta que llego el día, tuve que regresar, venia con mi mochila cargada de fuerza para empezar un nuevo camino, dispuesta a entregar todo de mi con fin de lograr más objetivos en mi vida, y hasta hoy creo que lo estoy haciendo, pero no ha sido fácil.
Creía ser una persona sensible y tolerante, pero ¿hasta que punto lo podía ser?. Envuelta ya en el monstruo me he dado cuenta de que la tolerancia que yo pensaba tener la perdí, no sé si la perdí consiente de querer perderla, o solo se fue. El punto que hizo en mi esta reflexión fue el vivir el día a día en esta ciudad colapsada, donde todos tiene que saber pasar a llevar al otro para su bienestar, donde ya no queda nada de respeto entre las personas.
Es increíble como las transformaciones en una sociedad puede llegar a modificar los pensamientos de los seres humanos, perdiendo quizás, lo más importante para una buena vida, que es el respeto mutuo, pero en esta cuidad ya no queda nada de eso.
No me queda otra más que adecuarme al ritmo que se lleva en Santiago, un ritmo rápido, desesperado, insensible e intolerante, de lo contrario mi vida en esta ciudad seria más difícil aún. Pero sigo aquí, poniendo más fuerzas cada día, pero sí, esperando con ansias que llegue el viernes para regresar aunque sea por un día a la tranquilidad de mi hogar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

estoy muy de acuerdo contigo, santiago realmente ya no respeta a nadie, muy buen relato, y que suerte la tuya que te puedas arrancar a veces de esta ciudad, a mi me encantaria.

saludos